En Residencias Origen cuidamos la alimentación como un acto de salud y de disfrute. Con la edad pueden aparecer dificultades de deglución (disfagia) o pérdida de apetito; abordarlas a tiempo previene atragantamientos, infecciones respiratorias y pérdida de peso, manteniendo el placer de comer.
“Comer debe ser seguro y agradable. Adaptamos texturas, ritmos y sabores para que cada persona siga disfrutando de su plato favorito”, señala el equipo interdisciplinar.
Claves prácticas
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Postura y ritmo: comer sentado a 90°, barbilla ligeramente hacia abajo y bocados pequeños, con pausas entre sorbos.
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Texturas adaptadas: cremas, purés y líquidos espesados cuando sea necesario; evitar dobles texturas (sopa con tropezones).
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Sabores y variedad: potenciar aromas, colores y especias suaves para abrir el apetito; raciones pequeñas pero frecuentes.
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Hidratación segura: agua, infusiones o gelificados si hay riesgo de atragantamiento.
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Boca y prótesis: higiene tras cada comida y revisión de prótesis dentales para mejorar masticación.
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Medicación y ánimo: algunos fármacos resecan la boca o quitan hambre; valorar con el equipo sanitario y acompañar el momento de comer con calma y compañía.
Señales de alerta: tos frecuente al beber, voz “húmeda”, infecciones respiratorias de repetición, rechazo a alimentos o pérdida de peso. Ante cualquier duda, evaluamos con logopedia, nutrición y enfermería para ajustar dieta y apoyos. Objetivo: comer con seguridad, dignidad y gusto
